ANDADORES

ANDADORES
MAY

Érase una vez un instrumento conocido como “taca-taca” sobre el cual os hablaré hoy.

Hasta ahora no ha sido fácil verse ante una necesidad de este tipo y dar el paso, siendo varios los motivos:

Reconocer que un andador nos sería de gran ayuda, dejar de  lado el “qué dirán”, y en tercer lugar, y en mi opinión lo más importante: ¿cuál sería el andador que más se ajusta a mis necesidades?

Hoy os daré unas claves para aclarar este último punto, pues los dos primeros son trabajo personal.

La primera pregunta que nos debemos plantear es la siguiente: ¿Lo utilizaré principalmente en casa o en la calle?

Comenzaremos por los andadores más adecuados para utilizar dentro de casa,  teniendo siempre en cuenta que es posible que haya  llegado el momento de retirar las alfombras de casa.

Después tendremos en cuenta las limitaciones que nos impone la casa en sí. La más importante: el ancho de las puertas, que nos hará descartar aquellos andadores que superen esta medida.

Así, los andadores más adecuados para casa, y con dimensiones más reducidas, son los siguientes:

- Los que no tienen ruedas: Los más estables. También nos pueden servir de ayuda para incorporarnos cuando estemos sentados.

-Los de 2 ruedas: Llevan tacos en la parte trasera. También son muy estables y podemos encontrar diversos modelos: con asiento, bandeja, cesto, incluso sin ningún accesorio.

En cambio, si el andador está destinado para su uso en la calle, los andadores más adecuados son los de 4 ruedas.

¿Cómo elegir entre ellos? Aquí os dejo algunas claves:

En primer lugar tendremos que elegir el tipo de freno, siendo dos las opciones posibles:

1.Freno de maneta: tendremos que apretar la maneta para activar el freno, para ello, nuestras habilidades físicas y cognitivas tendrán que ser las adecuadas. Por ejemplo, si padecemos algún mal de los huesos como puede ser artrosis, podremos tener dificultades a la hora de activar el freno.

2.Freno por presión: cada rueda trasera contiene un taco que se pone en contacto con el suelo al empujar la empuñadura hacia abajo, frenando así el andador. Serán los más adecuados si padecemos alguna disminución de las habilidades anteriormente citadas.

A partir de ahí existen muchas opciones, con asiento (para poder descansar en caso de sentir necesidad), con cesta (para poder almacenar los recados y mantener las manos libres), plegables, de distintos materiales (más/menos ligeros) y un largo etcétera.

Cualquiera que sea el andador que elijamos es muy importante sentirnos cómodos con él y utilizarlo correctamente: colocando el cuerpo entre las dos empuñaduras y sujetándolos  a la altura de las caderas con los brazos semi-flexionados.

¿Os ha servido de ayuda? Dicho esto, dejemos de lado los tabúes…

En caso de duda consulte con su farmacéutico.


Publicado por Amaia Mutiloa Lizundia
Farmacéutica